En una ocasión, un gato montés buscando comida encontró en una cueva a varios conejitos “cola de algodón”. Agarró a uno, y estando a punto de comérselo, vio que tenía una mancha amarilla en la espalda.
Entonces le preguntó por qué tenía esa mancha, y el conejito le contestó que era porque había matado a varios gatos monteses muy grandes y los había tenido que cargar en la espalda.
Entonces les dijo a los otros conejitos que sacaran la cabeza del gato montés para que terminara de comérsela, y luego iría a buscar a otro gato. Los conejitos rodaron desde el fondo de la cueva un pedazo de cacto seco.
Cuando el gato montés lo oyó, soltó al conejito y huyó, mientras los conejitos, después de haberlo engañado, se fueron a esconder en unos matorrales.
1 comentario:
Qué bonito!!! Ese gato canijo. Felicidades por el primero de muchos.
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